martes, 12 de octubre de 2010

Hoy conocí a Patricia.Patricia tiene treinta y cinco años,y es madre soltera de una chica de catorce que se llama Florencia y lleva su apellido.El padre de su hija nunca se hizo cargo,y Patricia está tan enojada.Dice que le dan pena los cobardes,porque no se atreven a sentir el amor.Pero no lo dice con pena,sus ojos revelan la furia que guarda dentro suyo.
Patricia contó con los dedos... una,dos,tres,cuatro,cinco,seis.Es la sexta vez que la internan.Sobresale todo el tiempo: porque habla demasiado,porque medita un rato antes de hablar,o porque escupe un torbellino de golpe.Dice que los fueguinos le hicieron mucho mal,que se carnalizó un demonio en la habitación,o que encontró a la hija de Elba.Se rie,llora y grita casi a la vez.
Pero lo que más sostuvo mi atención en Patricia,fué que cuando salió por la puerta mandándonos a la misma mierda,se detuvo mirandonos desde el umbral y dijo: Jesús es un reverendísimo hijo de puta y mujeriego,que se coje a todas las que quiere.Y supe que no hablaba de Jesús.Y la vi a mi lado saliendo por la puerta.

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